jueves, 6 de octubre de 2011

LOS CLAVOS EN LA REJA


Hubo una vez un niño que tenía muy mal genio.

Su padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez

que perdiera el control tenía que clavar un clavo en la

Parte trasera de la reja

El primer día

El niño había clavado 37 clavos en la reja.

Durante las siguientes semanas,

como había aprendido a controlar su rabia,

la cantidad de clavos comenzó a disminuir diariamente.

Descubrió que era más fácil controlar su temperamento que

clavar los clavos en la reja.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos.

Le contó a su padre todo ésto y su padre

le sugirió que por cada día que se pudiera controlar

Sacará un clavo

Los días transcurrieron y el niño finalmente

le pudo contar a su padre que había sacado

todos los clavos

El padre tomó a su hijo de la mano

y lo llevó hasta la reja. Le dijo: “Has hecho bien,

hijo mio, pero mira los hoyos en la reja.

La reja nunca volverá a ser la misma.

Cuando dices cosas con rabia,

dejan una cicatriz igual que ésta.

Le puedes clavar un cuchillo a un hombre

y luego secárselo. Pero no importa cuántas

veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí”

Una herida verbal es tan dañina como una física.

Recuerda que los amigos son joyas muy escasas.

Te hacen reír y alentarte para que progreses; te prestan 

un oído, comparten palabras de aprecio y siempre

quieren abrirnos su corazón

                     TÚ ERES MI AMIGO Y ME SIENTO HONRADO
           PERDÓNAME, POR FAVOR, SI ALGUNA VEZ HE DEJADO
                            UN “AGUJERO” EN TU REJA